Chicharrón de Prensa 63: defensor del pueblo, los profesionales del humo, ¿se puede luchar contra la corrupción? y #NiUnaMenos

Esta semana nos visitaron Marcela Huaita, ex ministra de la Mujer y ex funcionaria de la Defensoría del Pueblo; Alejandra Cruz, periodista, editora de contenidos de Wapa de La República y docente universitaria y Pedro Salinas, periodista e investigador (y azote del Sodalicio). Hablamos del Defensor del pueblo, de la venta de humo por parte de los medios (y de los políticos), de la lucha contra la corrupción, de Ni Una Menos una vez más y una yapa sobre el Frente Amplio.

La carcajada de la exministra Marcela Huaita.
Imagen: captura YouTube

1. ¿El defensor de qué?

La manera en la que fue elegido el Defensor del Pueblo ha sido sospechosa: sin debate, sin presentación de planes. No se eligió al que tenía las mejores credenciales y no se compararon los planes de trabajo de los postulantes. No se debatió, de votó de frente. El Defensor elegido, Walter Gutiérrez, empezó con mal pie diciendo que no quería hacer problemas cuando la función primordial de la Defensoría es la salvaguarda y defensa de los derechos humanos y esto siempre significa que habrá roches, muchos y muy seguido. Ser Defensor del Pueblo es, en esencia, comprarse TODOS los problemas. Pero vaya y pase, a veces uno escoge mal las palabras. Sin embargo, Gutiérrez también dijo que se iba a encargar de que los servicios públicos que brindan el estado y los privados sean los adecuados…. O sea, ¿como Indecopi? ¿Como Osiptel? ¿Qué carajo tiene que ver el servicio pésimo que me da Movistar con mis derechos humanos o los de las comunidades nativas amenazadas por actividades exractivas ilegales y de las otras?

Ayer nos enteramos que la verdadera razón para no debatir su elección era que parece tener un anticuchazo que aún no ha resuelto y que al menos dos personas lo sindican como trafero. Debemos agregar que lo propuso Acción Popular pero que fue el congresista aprista Javier Velásquez Quesquén quien lo estuvo paseando por las oficinas de los congresistas haciendo lobby. Es todo taaaaaaan raro…

2. El papel aguanta todo…

Y los medios de comunicación también. Los congresistas y políticos en general se mandan a decir barrabasada y media y son muy pocos los periodistas que les paran los machos o cuestionan sus alegres afirmaciones. ¿O será que no tienen cómo cuestionarlas porque se han dedicado a hacer periodismo de declaraciones? “Dr. Del Castillo, ¿qué opina de lo que dijo el Dr. Kuczynski?”. Muy poco es lo que se contrasta y menos lo que se chequea para ver si lo que dice un político no es una exageración, es exacto o por lo menos más o menos cierto. Nos quejamos de que las personas consideran muy pocos hechos para tomar decisiones pero les damos una información de pésima calidad cuando no son de plano mentiras. Por ejemplo: el congresista Mauricio Mulder diciendo que la gestión en materia educativa del gobierno pasado fue pésima lo mismo que el ministro Jaime Saavedra. Hay datos para demostrar que no es cierto, pero Mulder lo suelta y nadie entre sus interlocutores periodistas es capaz de hacer una repregunta puntillosa pertinente y aclaratoria. No, se van a buscar al ministro para que declare sobre lo que declaró el congresista y en el camino no revisaron ni media cifra ni consultaron un solo dato. Muy mal. ¿Cómo hacemos para que esto deje de pasar?

3. Corrupción nuestra de cada día

Nos intriga qué está haciendo Davelouis.
Imagen: captura YouTube

La semana pasada apareció un informe en el diario El Comercio sobre los procesos que lleva la procuraduría anticorrupción en el Perú. Y resulta que está completamente desbordada. La corrupción a todos los niveles del estado es un problema central y en algunos niveles de gobiernos sub nacionales parece que el problema podría ser hasta endémico. En algunos lugares como Madre de Dios tres procuradores se hacen cargo de miles de casos y no son los únicos casos que ven. Además, está el problema de siempre: la corrupción no es un asunto privativo del estado sino de la manera cómo se relacionan las personas unas con otras y con el Estado: funcionarios del estado, empresas, empresarios, ejecutivos, ciudadanos… todos. ¿Qué carajo hacemos?

#NiUnaMenos

Las cifras son espeluznantes. Ahora está de moda que los espacios periodísticos reporten y den cuenta de feminicidios y violaciones con más frecuencia que hasta hace solo algunos meses y por eso tenemos la sensación de que esto de la violencia contra la mujer se está saliendo de control. Pero tenemos malas noticias: esto es así desde siempre y de hecho su incidencia está reduciéndose aunque no a la velocidad a la que debería hacerlo. Esta violencia que los medios han elegido visibilizar porque da rating, es así -y peor- desde siempre; SIEMPRE. Solo que no salía tan seguido ni tanto en la tele, pero ahí estaba, igual o peor que ahora. Esto es positivo pero si no se le toma con cuidado adecuado puede terminar teniendo un efecto negativo: la exposición prolongada a este tipo de noticias endurece a las audiencia y pronto podría pasar que deje ser de chocante y, con ello, que deje de estar de moda. Y como nadie siente que es un problema aquello que no ve, todo se quede en una moda. Ojalá que no.

¡Yapa!

El Frente Amplio se desarma. En serio. Por pedacitos, pero se desarma. Y Marco Arana y su gente son los responsables pero él no lo puede evitar. Es humano. Tú mira, nomás.

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