Chicharrón de Prensa , Elecciones 2016 , politica Lunes, 7 marzo 2016

Esto es lo mejor que leerás para entender bien qué es y cómo funciona la valla electoral

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Las noticias de las que todo el mundo habla, desde cuatro ángulos distintos, sazonada, macerada y bien servida con su camotito y su cebollita más.
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Imagen: GFK

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Como algunos saben, hay una cosa que se llama valla electoral que sirve como filtro para que tu vecino no se levante un día con la idea de ser congresista solo para joderte la vida por vago y libertino. La valla electoral busca garantizar un mínimo de representatividad para la participación política dentro del Estado. Eso quiere decir que tu vecino necesita formar un partido «anti-tú» y conseguir que al menos 400 mil personas lo apoyen con su firma para poder inscribir su berrinche como partido político ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Recién entonces podrá ser elegible como congresista y participar en el proceso electoral.

La idea de la valla es evitar en lo posible que cualquier aventurero participe y sea elegido solo porque está ahí. Sí, sabemos que así fue como elegimos a Humala, García, Toledo y Fujimori pero estamos hablando de lo que dice la ley, no de lo que sería ideal.

Como seguramente puedes inferir, querido pulpín, la inscripción cuesta muchísimo en esfuerzo, tiempo y dinero. Según algunos cálculos, para que el JNE convalide 400 mil firmas, tienes que presentar cerca de un millón. Para que te hagas una idea de lo que significa eso: si consigues una firma por minuto, te tomará casi dos años recolectando firmas las 24 horas del día.

Por eso es tan terrible perder la inscripción, por eso le tienen pánico todos. Pero tiene que hacerse; si los partidos y las personas que los conforman pierden representatividad se deben ir.  Y aquí entra el Congreso que a regañadientes y como quien deja un pie en la puerta después de haber terminado con la enamorada (uno nunca sabe, dicen) hizo una nueva ley electoral que -entre varias otras cosas útiles e inútiles- eleva la valla para las agrupaciones políticas que participen en asociación o alianza. Así, la valla con la antigua ley era 5% para todo el mundo y a partir del 1 de enero de este año se suma 1% por cada partido inscrito que se una a una alianza. Así, tenemos que la valla de Alianza para el Progreso de César Acuña necesitaría alcanzar el 7% de los votos válidos para el Congreso para que los tres partidos que lo conforman (Somos Perú, Restauración Nacional y el de Acuña-Alianza para el Progreso) no pierdan su inscripción.

Porque eso es lo otro: si una alianza no pasa la valla todos sus integrantes se van a su casa a recoger firmas desde cero. Sin embargo, la cosa es confusa porque hay dos leyes y el JNE ya ha dicho -o ha dicho más o menos, no más- que para la cuestión de la valla aplica la ley vieja por esta última vez (sí, usaron la ley nueva para sacar de carrera a Acuña pero usan la ley vieja para que el Apra y el PPC no pierdan la inscripción… y quizás ni así los salven).

O sea, con 5% pasas, lo que es claramente inequitativo para los partidos que van solos. Como pueden ver en el gráfico, al momento de realizada la encuesta de GfK solo 4 agrupaciones pasaban la valla. Sin embargo, si se mantienen las tendencias, Acción Popular de Alfredo Barnechea lograría pasar la valla, quizás también el Frente Amplio y el APRA/PPC/VamosPerú la perderían.

Si te fijas, hay un HUEVO de gente (1 de cada 3) que no sabe por quién votar, en buena medida, porque el JNE aún no cierra las listas. O sea, todavía no sabemos quiénes son todos los que participan ni con qué agrupación ni con qué número. Y no es que importe mucho (el voto preferencial no es muy usado y debería ser eliminado), pero las elecciones son en un mes y no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que alguien puede impugnar todo el proceso si en una cédula falta una coma o un apellido o sobra un puntito en el logo del alguna agrupación participante.

Sí, vamos a tener un congreso concentrado y altamente fujimorizado y sí, también, el APRA solo pasa la valla en Lima. Por el momento.

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